Érase una vez, en un lejano país ……De pequeña en casa no se contaban cuentos, pero rápidamente nos aficionamos a la lectura. Hoy por hoy, me pregunto si aquellas fantásticas historias, objeto de ávidas lecturas, no tuvieron mayor repercusión de lo previsto. O quizá el daño vino de la mano de Hollywood, creador de deslumbrantes mundos habitados por increíbles mujeres rebosantes de elegancia y distinción.
Soñábamos con ser como ellas y cualquier noticia sobre su vida cotidiana o tropiezos sentimentales, eran recibidas con curiosidad y cierta complacencia por el punto de humanidad que les confería. Entre tanta divinidad surgieron las top models, modernas herederas de la belleza y la veneración que no del glamour cinematográfico. Un marcado carácter popular, en su inmensa mayoría habían sido descubiertas en supermercados, Mcdonalds o en la misma calle, les investía de una tentadora cercanía.
El mundo en general, el femenino en particular, comenzó a copiar su forma de vestir, coordinar complementos y hasta el corte de pelo. El fenómeno «tendencia» estaba servido. Desde entonces han irrumpido nuevos nombres, se ha producido un relevo generacional y la aparición de una tribu que hace de su estilo y gusto una doctrina a imitar por miles, millones de seguidoras. Algunas son profesionales en diferentes campos o poseen ciertas habilidades pero otras no tienen otro objetivo en la vida que asistir a fiestas y demás acontecimientos sociales rodeadas de notables amigas, parejas de renombre o en su defecto titulares de saneadas cuentas corrientes. Todas tienen un punto en común, su estilo ha traspasado fronteras y son admiradas/envidiadas por un amplio sector de mortales.
Dentro de este grupo encajan las egobloggers, jóvenes féminas de muy diversa procedencia que han hecho de esta herramienta una ventana donde personalmente muestran e incluso crean las principales tendencias del momento. Unas recurren a asequibles propuestas, las menos, otras han ido subiendo peldaños hasta acceder al mundo del lujo solo apto para minoritarios bolsillos. Su capacidad de convocatoria y contactos, les brinda un lugar en el reino de los sueños de la inmensa mayoría. Erigiéndose, día a día, en iconos del momento por obra y gracia de la red.
Tal vez todo se reduzca al profundo deseo de destacar entre la generalidad, de sobresalir del insulso anonimato, accediendo al mundo de lo exclusivo donde codearse con los elegidos y pisar, aunque solo sea de visita, el Olimpo de las divinidades mortales. Deseamos convertirnos en princesas de pequeños reinos donde brillar y encontrar al príncipe de nuestros sueños fashionistas.