La idea era hacer un desfile diferente, un montaje que enganchara al público, cómodamente sentado en amplios sillones de un improvisado front row, mientras contemplaban y disfrutaban con las propuestas de las diferentes firmas de complementos participantes y de un auténtico espectáculo.
El escenario, un conocido bar situado en una primera planta. Escaleras en ambos lados y una barra, de extremo a extremo, ocupando la mayor parte del espacio principal.
La historia, un robo perpetrado por elegantes y profesionales bailarinas de ballet, luciendo el preciado botín sobre su piel iluminada por potentes linternas en medio de la oscuridad.
La tensión del momento al son de la música instrumental. Una cuidada selección de grandes temas de la historia del cine, donde la intensidad y ritmo sugieren la siguiente escena, marcando las diferentes coreografías, sorprendentes, elegantes, originales.
Finalizado el golpe, jugando con la intensidad y color de la luz para cambiar el ambiente, suena la inolvidable banda sonora de Desayuno con Diamantes compuesta por Henry Mancini. Un momento para la nostalgia sin olvidar el lujo de vivir.