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Contra todo pronóstico no son dieciséis. En este contexto no se trata de una expresión matemática, estos números nada tienen que ver con el álgebra y todo con las ilusiones y el trabajo de personas que, por diferentes avatares de la vida, se suben a un escenario dispuestos a abrir la puerta de mente y corazón a quienes, sentados en las butacas de la sala, se disponen a escuchar, teniendo en sus manos la posibilidad de hacer realidad una apuesta de vida o la resolución del futuro.

Dos minutos deben bastar para exponer, invitar, convencer y atraer a unos oyentes que vienen con sus propias cargas y limitaciones pero en ellos radica la llave para continuar avanzando. Tras esos ciento veinte minutos se esconden horas de trabajo, escogiendo las palabras más acertadas, redactando el mensaje más completo sin superar el límite temporal, buscando el tono, la inflexión de voz que capte mejor la atención, que comunique la intensidad de la implicación e incluso de la necesidad, escuchándose que nunca es fácil, controlando los nervios que todo lo desbaratan.

Foto: Ana Moran

Foto: Ana Moran

Sentada esperando el momento, ansiosa, con ganas y miedo a partes iguales, rodeada por compañeros conocidos o por conocer, unidos frente  al pánico escénico, los fallos imprevistos, la amnesia coyuntural. Dos escalones separan las butacas del atril, la seguridad del anonimato de la exposición pública, exigiendo superar la dificultad de ponerse delante de desconocidos para hablar de uno, sabiendo que no hay marcha atrás, no se podrá repetir ni rectificar. Desde luego habrá más ocasiones pero serán otras.

Micrófono en mano, frente a caras apenas reconocibles, con el mensaje aprendido aunque a veces escondido tras la tensión, mirando sin ver, conectan las miradas y tras los ojos viene el resto del rostro, relajado, tranquilo con una sonrisa de apoyo, de complicidad y de repente, ya nada es igual. Habla para ella, con la tranquilidad de saberse escuchada y la certeza de no estar sola.

La percepción de la realidad cambia en apenas unos instantes, las palabras son meros instrumentos, el momento una oportunidad, la ocasión una posibilidad, los sentimientos se comparten, las ilusiones se transmiten, Nada es diferente y sin embargo, la trascendencia del momento da paso a la certeza del camino, y si no es este, otro encontrará.

Al alzar la mirada antes de irse, sonríe con la satisfacción de no haber dejado escapar la oportunidad segura de saber que habrá más.

El mundo de las subastas con Consuelo Duran (I)

El apellido Duran esta unido irremediablemente al mundo del arte, al gusto por las cosas hermosas. Entramos en  la Sala de Subastas a través de la joyería, entre deslumbrantes brillos nos dirigimos al primer piso donde habita la historia. Allí, mudos testigos de épocas pasadas cuelgan de las paredes, llenan rincones o cubren el suelo a nuestro paso.

Fotos: Mercedes De Soignie

Fotos: Mercedes De Soignie

Uno de los grandes éxitos de la sala es el equipo que allí trabaja encabezado por David y Consuelo Duran, herederos de una pasión que corre por sus venas. Acompañados por una anfitriona de lujo, fuimos partícipes del entusiasmo de sus palabras, testigos del brillo en sus ojos al contemplar algunos objetos mientras comentaba historia, características y peripecias de alguna pieza hasta llegar aquí.

Más allá de la experiencia, amplia al pertenecer a esta familia, de haber vivido en este mundo desde siempre, de los conocimientos de la carrera de Arte y de una dilatada trayectoria donde el estudio, la curiosidad le ha llevado a profundizar en el pasado. Consuelo cuenta con un agudizado olfato para descubrir piezas muchas veces perdidas en el anonimato, en la exuberancia de algunos ambientes o a la sombra de otras más deslumbrantes.

El abanico de posibilidades en las subastas es prácticamente infinito, todo es objeto de subastarse y para todo hay un coleccionista o simplemente alguien con afán de adquirirlo. Pintura,decoración, alfombras, joyería, moda, complementos o temas más minoritaria como la arqueología, monedas, son algunos ejemplos de un  largo etcétera. También en este singular mundo existen modas o tendencias y así el mueble español del siglo XVII, antaño muy apreciado, actualmente vive momentos bajos.

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Cuando una pieza se exhibe en la sala ha pasado un proceso cuya duración varía según el caso. Unas llegan directamente de la mano de los propietarios, en otras ocasiones precisan de un desplazamiento por parte de algún integrante del equipo de profesionales para su examen. Este proceso es uno de los favoritos de Consuelo, la búsqueda y descubrimiento de lo no siempre evidente o a la vista.

En ocasiones, no es posible una valoración sobre la marcha, precisándose un estudio más pormenorizado, incluso de terceras personas. Deben tenerse en cuenta posibles desperfectos, peculiaridades, incluso pelos u otras imperfecciones a la hora de la tasación. Una vez llegado a un acuerdo económico, las piezas se exhiben durante diez días en la Sala para que el público pueda verlas, conocerlas y apreciarlas.

Desde 1984, año en que Consuelo empezó a trabajar, son muchas las personas que por aquí han pasado. Unas lo hacen de forma puntual, otras se van deshaciendo poco a poco del patrimonio o de una testamentaria. En ocasiones, los herederos no ven valor en los objetos heredados o no se adecuan a su estilo de vida.

Las subastas tienen ahora un magnífico soporte de difusión en la red, y entre los proyectos de la Sala Duran esta la futura celebración on line que ampliaría aún más el mercado.

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Historia de un proyecto

Fotos: Mercedes De Soignie

Fotos: Mercedes De Soignie

Eduardo Herrero es el líder del grupo gallego En casa del Herrero, un cantautor de carácter y gran sensibilidad musical que mezcla como pocos rock, country y folck con algunos toques de blues. Tras más de un lustro con The Highlights, primera banda tributo a Bob Dylan en Galicia, crea esta nueva formación cargado de ilusión y con algunas dudas iniciales sobre la química entre sus integrantes que a estas altura se han disipado por completo. La complicidad y buen rollo entre los músicos es evidente en cada acorde.

Eduardo Herrero

Eduardo Herrero

Eduardo, alma mater de la formación, vocalista, compositor y artífice del proyecto, fue encajando las piezas como si de un puzle se tratara. A la guitarra le acompaña Carlos Clérins, candidato a una prueba convocada via internet que vino para quedarse. Este flaco de Lepanto es el azote de la clase política según cuenta Herrero.

Carlos Clérins

Carlos Clérins

Clérins se presentó acompañado de Pepe Lamas quien se animó al saber que el bajista previsto para la prueba les había dejado colgados en el último momento. Al informal bajista, buen músico y a ratos casi amigo, esta dedicada el tema King of the Shire.

Carlos y Pepe tocaban juntos en una banda tributo a Dr Feelgood, Doctor Buenas Gracias, hasta un mes antes de formarse En Casa del Herrero. El destino también tuvo algo que ver en esta historia.

Pepe Lamas

Pepe Lamas

En la batería, un viejo conocido de años atrás, Oscar Quintans. La amistad viene de cuando Óscar tenía el Ópera Prima, un garito donde Eduardo paraba e incluso organizó una fiesta con motivo del 60 cumpleaños de Dylan en 2001 donde se empezaron a gestar los Highlights.

Óscar Quinstáns

Oscar Quinstans

Mes y medio después de empezar a ensayar con los otros tres integrantes, Herrero conoce al teclista Jorge Quesada que comparte varios grupos con Oscar y es el virtuoso, además del teclado domina la guitarra y el bajo.

Jorge Quesada

Jorge Quesada

La grabación del segundo disco, “Príncipes venidos a menos”, se realizó en la casa de Jorge, a las afueras de Coruña. Músicos, un técnico en sonido y un montón de bártulos invadieron el tranquilo hogar en una jornada memorable.

Una vez instalados y ultimada la puesta a punto del material, comienzan las interpretaciones solo con instrumentos, la voz se grabará otro día aunque realmente todos los temas se cantan para marcar mejor los tiempo y estudiar posibles arreglos.

La grabación tiene grandes dosis de perfeccionismo y creatividad. Los temas se repiten tantas veces como haga falta, sopesando posibilidades, probando nuevas ideas e incluso acordes surgidos de forma fortuita.

El día de trabajo concienzudo, transcurre en un ambiente distendido, sin tensiones, disfrutando con los temas y la compañía. Incluso cuando el cansancio empieza a hacer mella, una cerveza, cambio de impresiones, bromas y vuelta de nuevo a grabar. Una, dos, tres pruebas ….  se trata de mejorar, de dar lo máximo de uno mismo para conseguir lo mejor del grupo.

Muchas horas vendrían después hasta la presentación del CD, elegir la grabación mejor, las letras y colaboraciones como la de Mar Blanco, una gran solista de potente voz que camina junto a Eduardo dentro y fuera de la música. También está el pequeño Rod que con apenas año y medio juega con un micrófono y canta temas de los grandes. La voz de Rod introduce y finaliza el tema Ya está bien ……

¡Larga vida al rock and roll!

Rod Herrero

Rod Herrero